lunes, 21 de septiembre de 2009

Me pregunto: ¿que hago despierta a la una y treinta y ocho de la mañana?
Es una de esas noches donde la imaginacion no tiene limite y me enfrento a los mostros de la obscuridad. Donde el principio se vuelve final. Y los sueños parecen un remolino lujurioso. Y el pensamiento se vuelve ave: que vuela sin destino fijo. El destino no es mas que un horizonte lejano donde solo llega el viento. Y todo queda derrotado en el suelo. No por falta de fuerza sino de fe. Con el corazon galopeando como cual animal salvaje. Y la ilusion te empuja a los rincones que no querias pisar.



1:54 am
Veronica